Fístulas perianales

Una fístula perianal es un pequeño trayecto que comunica el interior del ano con la piel más o menos cercana al ano. A través de ese orificio en la piel perianal puede salir pus de forma espontánea o tras el drenaje quirúrgico de un absceso perianal. En realidad un absceso perianal y una fístula son dos fases de la misma enfermedad, el absceso es la fase aguda y la fistula perianal es la fase crónica.



El síntoma principal de las fistulas perianales es la supuración crónica de pus o líquido serohemático. En ocasiones, si el orificio y el trayecto son muy amplios pueden llegar a salir heces por el orificio fistuloso. Esta supuración provoca manchado continuo de la ropa interior y a veces irritación de la piel cercana al ano. Las molestias son mucho menores que en el caso de los abscesos y no constituyen una urgencia aunque también es necesario consultar con un especialista en Coloproctología


Las fistulas perianales pueden tener uno o múltiples orificios y los trayectos que comunican dichos orificios con el interior del ano son más o menos largos y profundos y atraviesan en mayor o menor medida los esfínteres anales. Según esto las fístulas perianales se clasifican en cinco grupos:

  1. Fístulas subepiteliales o submucosas
  2. Fístulas inter-esfinterianas
  3. Fístulas trans-esfinterianas
  4. Fístulas supra-esfinterianas
  5. Fístulas extra-esfinterianas




Para el diagnóstico de una fístula suele bastar con la exploración física donde se observa un orificio alrededor del ano y puede palparse otro orificio en el interior del ano mediante un tacto rectal. Pero en muchas ocasiones para saber con exactitud qué tipo de fístula tenemos es necesario realizar una Resonancia magnética o/y una ecografía endoanal

Dependiendo del tipo de fístula y su relación con los esfínteres así como el número de trayectos que tenga hablamos de fístulas simples o bajas y de fístulas complejas o altas. En el caso de las fístulas relacionadas con la Enfermedad de Crohn casi siempre es necesario recurrir a la ecografía endoanal, pues con la exploración clínica puede resultar muy difícil clasificarlas. 

La ecografía endoanal nos permite visualizar el trayecto o trayectos fistulosos en toda su extensión, relacionarlos con los esfínteres anales y localizar su altura en el canal anal. La ecografía endoanal también permite identificar el orificio fistuloso interno y valorar si existen abscesos asociados. Además es de gran utilidad pues podemos revisar el estado de los esfínteres anales que en ocasiones pueden estar dañados por la propia infección causada por el absceso perianal previo o por la fistula crónica. 



Durante la realización de la ecografía endoanal para el diagnostico de una fistula perianal puede ser necesario realizar una fistulografía. La fistulografía consiste en introducir agua oxigenada diluida con suero fisiológico por el orificio cutáneo de la fístula y realizar simultáneamente la ecografía endoanal. De esta forma de forma se realza el trayecto de la fistula y nos permite localizarlo con mayor facilidad y de la misma manera localizar el orificio interno para saber si realmente comunica con el ano. La fistulografía asociada a la ecografía endoanal es una técnica muy útil y sencilla que sólo lleva unos minutos más y no es dolorosa aunque para algunas personas puede resultar algo molesta por el escozor que produce el agua oxigenada. 

A largo plazo las fístulas pueden ocasionar cierto grado de incontinencia a heces, ya sea por la propia infección que causó la fistula o por el tipo de tratamiento que se empleó para resolverla. Esto sucede con mayor frecuencia en personas que tienen los esfínteres anales débiles, dañados previamente o con tendencia a la diarrea. Por este motivo puede ser de utilidad la realización de una manometría anorrectal para ver como se encuentran sus esfínteres antes de plantearse una intervención. 


Una vez estudiada y diagnosticada una fístula perianal el siguiente paso es su tratamiento, que será siempre quirúrgico. En función del tipo de fístula y de su complejidad se optará por una técnica o por otra (fistulectomía, fistulotomía, colocación de un sedal de drenaje o setón, realización de un colgajo de avance, inyección de sustancias biológicas en el trayecto, etc). El objetivo principal será resolver la fistula pero sin causarle secuelas en su continencia a heces. Siempre debe consultar con un especialista en coloproctología antes de someterse a ningún tratamiento. 






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